octubre 30, 2011

La morada de todos los Dioses



Hay un hilo de oro desde el mundo precolombino, y es un hilo que se inserta dentro de nosotros y, a base  de su propio desarrollo, va creando nuestro  personal mundo de imágenes.


Ricardo Martínez




Más de una vez he tenido conflictos verbales, por mi terco empeño en desvalorizar el nacionalismo, me encanta esparcir ácidos comentarios sobre las ceremonias escolares de los lunes, y lo cursi que me suenan las tonaditas patrioteras que se canturrean al pedazo de tela tricolor, que pomposamente llaman “lábaro patrio”. Esta socarrona crítica no es de a gratis, cualquiera que haya leído un poco de historia universal entenderá lo peligroso que suele ser, toda esta parafernalia nacionalista que nos tatúan desde la más tierna infancia.

Pero como todo mexicano que haya pasado por las aulas de la educación básica, conservo residuos de la brutal quimioterapia nacionalista a la que somos expuestos todos los párvulos, de donde quizá el surco más evidente; sea mi fervor por las culturas prehispánicas.

Incluso este entusiasmo me permitió acercarme a lo que hoy por hoy considero como la mejor –quizá la única- cualidad, que reposa en este homínido bloguero, me refiero orgullosamente al sano escepticismo.
Tendría yo alrededor de catorce o quince años, edad en la que andamos buscando afanosamente de donde somos, y como pá que servimos. Y como para ese entonces las sobrenaturales historias bíblicas, donde un hombre hecho de barro cobraba vida,  me parecían poco creíbles, gracias a la aparición del buen Carlitos Darwin en mis clases de ciencia naturales. Opte por patrañas más trepidantes.

Por aquel entonces mantenía yo, cierta adicción por los denominados “fenómenos paranormales” me encantaba leer sobre: el triángulo de las Bermudas, la telequinesis, los viajes astrales, la reencarnación, las profecías de Nostradamus, la astrología oriental y un buen número de  etcéteras mas.

Al año de regodearme en esta “cultísima” bibliografía, cayó en mis manos una revista donde aseguraban que los Mayas habían logrado tal esplendor, gracias a que visitantes del espacio exterior los habían dotado de conocimientos esenciales para su desarrollo. Y desde luego venía la famosa imagen tan difundida por estos mercachifles, donde sin rubor alguno afirmaban que; el soberano maya, K’inich Janaab’ – es decir Pakal- aparecía sentado en una nave espacial.


Pakal es su viaje al inframundo


Estas aseveraciones bastaron para que herido en mi dignidad Maya-Tenochca tirara a la basura todo mi material celosamente adquirido en ese tiempo; Si bien el libro “El mensaje de los dioses” de Erich Von Däniken, sobrevivió clandestinamente en mi pequeña biblioteca, pero hace unos meses en la última mudanza quedo al descubierto, por lo que desde entonces, yace –espero- en las catacumbas de lo inservible.

Precisamente por este antecedente me es grato enterarme que hace algunas semanas, se descubrió una plataforma durante los trabajos arqueológicos del Templo Mayor, máximo centro ceremonial del México prehispánico, ubicado aquí en “El ombligo del mundo” o pá no sonar tan presuntuoso llamémosle; “La ciudad de México Tenochtitlán”.

Al parecer se trata de una plataforma circular elaborada en piedra de tezontle y que aparentemente, bien podría ser uno de los cinco cuauhxicalco o edificios ceremoniales, que enmarcaban la plaza principal. Lo más palpitante del asunto, es que este recinto bien podría albergar los restos de algunos tlatoanis –gobernadores mexicas-.

Según las crónicas de Bernardino de Sahagún en “Historia general de las cosas de Nueva España” el fraile describía que en ciertas ceremonias un sacerdote bajaba desde lo alto, con una xiuhcoatl -serpiente de fuego- misma que depositaba en una plataforma en la parte baja frente al Templo Mayor, ubicación que coincide con la plataforma encontrada, la cual posee a manera de clavos arquitectónicos, unas bellas esculturas de cabezas de serpiente empotradas a todo su rededor, elaboradas algunas en toba y otras en basalto de hasta 45 centímetros de largo.













    






Me mantendré a la espera de manera impaciente -debo reconocerlo- para poder visitar este nuevo hallazgo, tal y como me sucedió con la más reciente pieza que ya tuve la fortuna de admirar en el  museo del Templo Mayor. La adorada madre que da nacimiento a todo lo que existe en el universo –animales, plantas, humanos, la luna y el sol - pero también como el ser atroz, que los devora en el momento de la muerte, me refiero a la extraordinaria diosa Tlaltecuhtli. Quien además surge con la proeza arqueológica de haber recuperado parte de sus colores originales, la bella deidad del inframundo mexica me recibió hace unos meses orgullosa, en todo su majestuoso y colorido esplendor.



Lapida cuadrangular de 4.19 por 3.63 metros


Supongo que más de uno –de mis cuatro lectores- comentará; “Que carajos sucede en este blog ateo, que frecuentemente se habla de seres quiméricos” y la neta tendrán razón, pero tratando de defenderme de lo indefendible, argumentaré que; me gana la inoculación nacionalista de la que fui objeto en mi niñez ¿Qué le puedo a hacer?

Todo este manoseo de seres divinos me acerco al recuerdo de un delicioso poema de Eduardo Casar, que me gusta bien harto y como la ocasión se facilita pá compartirlo; aquí va:




Dioses que no


Los dioses descontinuados andan entre los hombres.


Y van lentos, felices, desempleados. Paseando
de la manera más soberana y mas irresponsable,
sin rayos en las manos. Sin tener que inventar
ni venganzas ni tramas.


Se toman su cerveza en el café de la esquina.
Y escriben versos, a veces, donde cuentan
los verdes de los arboles.


A veces una uña
les recorre la espalda:
es el miedo, trasparente y helado,
de que los hombres vuelvan
a creer que si existen.




Después del "breviario cultural" continuemos:

Si bien como confesé en párrafos anteriores, mi ignorancia lectora me llevo por caminos que me alejaban de la “sacrosanta” ciencia, debo también revelar –con rubor en las mejillas- que fui lector de Carlos Castaneda. Aun recuerdo la conmoción que me causo leer las peripecias que supuestamente el autor vivió al lado del chamán Don Juan, en el ya remoto libro “Las enseñanzas de Don Juan”. Quien lo haya leído, seguro estará de acuerdo que al concluirlo uno ansía viajar –en sentido literal y metafórico- al territorio del dios peyote (Lophophora williamsii) y comulgar con tan venerada cactácea.


"la planta que hace que los ojos se maravillen"


Debido a los muchos kilómetros que separan a México Tenochtitlán, del desierto mexicano el viaje lo tuve que posponer por varios años –demasiados quizá- pero como dice el dicho: “No hay plazo que no se cumpla, ni …” hace algunos años enfile mis pasos al norte, rumbo al mágico “Real de Catorce” y esencialmente a Wirikuta, principal centro ceremonial de los Wixaritari o Huicholes.

Cuando ya te encuentras en pleno altiplano mexicano, con rectas interminables y paisajes de una bellísima desolación, te topas con Matehula, ciudad norteña de la cual me es inevitable hacer mención de lo que cualquiera puede observar a orilla de carretera.




Comuneros que debido a la vergonzosa miseria en la que apenas sobreviven, se ven forzados a vender animales silvestres, muchos de ellos en peligro de extinción y los ofrecen no al mejor postor sino, muy seguramente al único postor que se acerque, ya que la competencia entre ellos es lastimosamente cruel. Es un problema muy complejo donde se involucran mafias delincuenciales y gubernamentales, amparados bajo una corrupción e  impunidad, que les permite lucrar libremente con la miseria de la gente.
Les comparto aquí “Carretera del Norte” corto ganador de la Palmita de oro del 12° Tour de Cine Francés en México, que manifiesta en poderosas imágenes lo que sucede precisamente en esta zona.


Puestos de venta de diversas especies


Una vez pasando Matehuala, se encuentra a tiro de piedra Real de Catorce; que es una porción serrana dentro de un macizo montañoso de unos veinte por cincuenta kilómetros, que sin bien es pequeño es una de las sierras más altas del altiplano (sus cumbres rebasan los 3000 metros). Aunque Real, tiene fama de pueblo fantasma, en realidad nunca ha estado abandonado aunque lo parece, ya que sus poco mas de mil residentes apenas hacen bulto, en un pueblo que por sus dimensiones bien podría ser un lugar de más de 15 mil.


Mujer en una calle de Real de Catorce


Me queda claro que nunca podría describir a Real de Catorce con suficiente justicia, así que voy a trascribirles, lo que nos escribió Mercedes Aquino una de sus privilegiadas moradoras:


“La conversación, los amigos de otras partes, eso también me gusta de mi pueblo. Cuando has sido viajero, cuando tus ojos han visto otros horizontes, te queda para siempre una nostalgia del movimiento y que mejor manera de seguir andando que a través de la gente que nos visita. 


Real es tan especial que llegamos de todo el mundo, aunque muchas veces nos preguntamos cómo fue que el destino nos trajo hasta aquí. He conocido japoneses que siguen la tradición huichola, una suiza ranchera, danzantes aztecas casados con europeas, un lapón cuyos abuelos vivieron todavía en los tipis tradicionales de Finlandia, antes de que el alcohol llegara para casi acabar con las tradiciones.


He conocido drogadictos en viaje de purificación y purificados en viaje de perdición. He conocido artistas, intelectuales, campesinos, una cabaretera entrada en años que cuenta chistes excelentes, un regio encantador, un canadiense ambientalista (por cierto, gracias por el salmón). Un feo y triste millonario en crisis que no aguantó aquí ni veinticuatro horas y salió huyendo de este pueblo pagano. Modelos anoréxicas y ancianas locas; practicantes de yoga; un maori que se quitó la camisa para enseñarme sus tatuajes, un yucateco iluminado por los ácidos que introdujo en su cerebro, una alemana ecologista, varios italianos locos perdidos, un arquitecto guapo y una maestra de ballet excepcional, unos corredores de motocicletas alcohólicos, una siciliana ninfómana que casi termina con un par de matrimonios catorceños; una mujer mayor que huele a pipí de gato, un músico triste que toca el chelo maravillosamente, un surfista que todo el tiempo tiene frío aquí; una ejecutiva de alto nivel pretendiendo escapar por unas horas de la angustia que le provoca conservar su lugar; un grupo de estudiantes de fotografía que compraron unas imágenes para entregarlas de tarea; una tarotista oaxaqueña que vive en París, un niño ángel con sus rizos de oro y una maga que en las mañanas toca su flauta lakota. Y todos ellos, inevitablemente han caído bajo el influjo de Real”.





Túnel Ogarrio

Real es solo una pequeña parte del territorio sagrado del pueblo Wixarika, que en su peregrinar recorre esta vasta y hermosa región, para recolectar el hikuri (peyote) y dejar sus ofrendas. Anteriormente había ya escrito aquí sobre ello.


Wirikuta “El corazón de la vida” consta de más de 140 mil hectáreas, una extensión de incalculable riqueza cultural y natural. Wirikuta es parte de los Sitios Sagrados Naturales (UNESCO 1988) y  está próxima a ser declarada; Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. 

La empresa Canadiense First Majestic Silver, en busca de oro y plata finiquitó la adquisición de 6,327 hectáreas que contienen 22 puntos de exploración de la antigua mina de Real de Catorce. Esto pone en grave riesgo a Wirikuta, en la entrada a la mina aparece un cartel de la First Majestic Silver donde asegura que la mayor parte de las acciones de exploración se llevará a cabo en zonas subterráneas y probablemente no serán vistas; sin embargo, algunas labores pueden llevarse a cabo desde la superficie. De cualquier modo, toda exploración requiere permisos y normas jurídicas, y existen una serie de inconsistencias, no hay trasparencia en las declaraciones, y al parecer ningún plan de explotación subterránea ni para desviar los flujos hidrológicos subterráneos, eso sin contar con el otro gravísimo problema que empobrece a la región me refiero a la plaga que resultaron ser las jitomateras agroindustriales,  quienes están desmontando las tierras donde crecen cactáceas protegidas por las leyes mexicanas incluido el peyote.







Como siempre sucede en estos casos, existe la otra versión que es diametralmente opuesta; el Ing. Juan Carlos González, vocero de la minera explicó en entrevista que: 

“La minería actual es una minería moderna que se rige por una reglamentación estricta; no son destructivas y se vuelven proyectos que protegen al medio ambiente y son una oportunidad de vida con un importante beneficio social. Que el proyecto tendrá una inversión aproximada de 100 millones de dólares, de donde se desprenderán dos mil empleos directos e indirectos”.

Si bien es cierto que tales argumentos neoliberales los hemos escuchado reiterativamente en casos similares, y a pesar que tal sistema económico es obvio que ya dio de sí -basta mirar al mundo para corroborar su innegable fracaso- sin embargo los devastadores parecen no tener llenadera.
Pero todo lo expuesto, solo son blandengues argumentos para los depredadores económicos, esos que solo saben de "inversiones estratégicas y sustentables" –léase todo páca nada pálla-.

Realmente; ¿en que benefician al país estos proyectos? mismos que no generan desarrollo, solo empleos inseguros y mal remunerados.


Sin embargo oigo cada vez menos voces preocupadas por estos temas, pareciera que el sistema neoliberal se ha infiltrado impúdicamente en la academia, lo que me hace especular que las nuevas generaciones han perdido aquel axioma que expresara el ex presidente chileno Salvador Allende, en aquel añejísmo discurso en la Universidad de Guadalajara:


"Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica"


Me da la impresión que actualmente muchos jóvenes se están desentendiendo de su papel contestatario y cada vez asumen mas posiciones acomodaticias en el actual sistema, ya sea por necesidad o desinterés.

Por eso y porque no me gusta como está organizado el mundo, y porque siempre me sentiré mucho más cercano a los pueblos indígenas por encima –muy por encima- de los grandes capitales. 

Y porque inevitablemente siempre acabo del lado de la defensa de las causas perdidas, y porque al igual que Joan Manuel Serrat, creo que: “Sería fantástico… que no perdieran siempre los mismos; y que heredasen los desheredados”.


Y porque me encantaría que mis hijos, mis sobrinos, mis nietos, y bisnietos, pudieran mirar los mismos paisajes, que yo tuve la fortuna de admirar, por eso mismo, desde aquí me pronuncio en defensa de Wirikuta la región del peyote... la morada de todos los Dioses.


Y para finalizar una probadita de la marcha del pasado jueves 27, en apoyo al pueblo Wixarika -se pronuncia "huirrárica"-