agosto 28, 2011

Remembranza liberal en una tarde no dominical




El objetivo principal de la educación liberal es hacer de la mente un lugar agradable.
Thomas Henry Huxley - conocido como el Bulldog de Darwin-






En estos días de tormentas capitalinas, aguaceros desproporcionados y chubascos de apariciones inesperadas, que lo mismo hacen correr a chilangos que a turistas, poniendo al borde del abismo todos los argumentos gubernamentales, de que se trabaja tenazmente para evitar inundaciones, aparte de eso Tlaloc han logrado resultados considerablemente mas exitosos que todos los programas de mejoramiento ambiental juntos, la limpieza de nuestro cielo ha permitido ver la belleza que encierra esta gran cuenca del Valle de México, lo que sin duda invita a pasear por sus calles,  parques, monumentos, de esta caótica ciudad, de la que por doquier emana historia, cultura, diversidad y folklore.

Fue así como decidí hace un par de días deambular sin rumbo predeterminado -excelente técnica para toparse con lo imprevisto-. Los pasos me llevaron a la Alameda Central, el paseo más antiguo y populoso de esta tormentosa ciudad. 

De cómo se veía antiguamente la Alameda

Cuesta imaginar al verla tan llena de pueblo, que una vez fue el paseo aristocrático por excelencia.

Erigida en 1592 por mandato del virrey Luis de Velasco, la Alameda Central que por cierto no contiene un solo álamo ya que estos fueron remplazados –al parecer por su pachorra en crecer- por fresnos y sauces, es un museo al aire libre sitio de reunión de una interesante y disímbola sociedad.

Camine por Av. Juárez justo donde se puede admirar el monumental Hemiciclo, que mandara construir Porfirio Díaz en memoria del Benemérito y para lo cual removió el Kiosco Morisco, ese que hoy luce en Santa María la Rivera.

Atravesé serpenteando diagonalmente la Alameda,  bajo la mirada serena de los mitológicos personajes ahí representados en bronce;
Las Danaides - hijas de Dánao que asesinaron a sus maridos la noche de bodas- conocidas también popularmente como “Las Comadres”- igual te topas con: “La Venus”, “Neptuno y sus tritones” y mas allá el raudo “Mercurio”, entre muchos.


Las Danaides protegidas por los policías charros


Fue así como llegué a la plaza de la Solidaridad, donde estuviera el extinto Cine Regis. Y como la lluvia amenazaba nuevamente que me meto al Museo Diego Rivera, a echarle un vistazo al famosísimo mural:

  "SUEÑO DE UNA TARDE DOMINICAL EN LA ALAMEDA CENTRAL"

Este muralito que mide 74 m2 y pesa 35 toneladas, fue pintado al fresco por el autor en 1947, quien conozca esta obra sabrá que es un resumen cronológico de la historia de México, de izquierda a derecha podemos descubrir los diferentes episodios históricos; La Conquista, La Independencia, La Reforma e Imperio, El Porfiriato, La Revolución y concluye con el México Moderno.

Dentro de la enorme cantidad de personajes que aparecen en la obra, los que puedo destacar son; Hernán Cortez, que aparece con las manos ensangrentadas, la decima musa Sor Juana  Inés, el nefasto Antonio López de Sana Anna –que ocupara la presidencia hasta en once ocasiones- por ahí surgen Maximiliano y Carlota, José Martí, despunta junto a ellos la figura de Benito Juárez, curiosamente no están ni Morelos ni Hidalgo –el llamado “Padre de la Patria- en la zona del Porfiriato, aparece el Dictador, y el mismísimo Diego Rivera niño quien es tomado de la mano por la “Catrina” misma que va del brazo de Don Guadalupe Posada -su creador- y maestro admirado del propio Rivera, atrás de él se puede apreciar la figura de Frida que toca el hombro del niño Rivera. A la derecha de la Catrina, se mira discretamente a Ricardo Flores Magón –agudísimo crítico del régimen- a su costado se observa uno de los personajes que a mí en lo personal más me hechizan, me refiero a “La Revoltosa” -mujer indígena que desafía a un guardia-. Así  mismo podemos encontrar a los traidores Huerta y Mondragón, y ya más hacia el final a José Vasconcelos y de nuevo al niño Rivera comiéndose una torta enmarcado por el palacio de Bellas artes, La plaza de toros y el Banco de México, que representa al México moderno y a la nueva burguesía mexicana.


Las manos ensangrentadas de Cortes
Sor Juana Inés y Juárez











                                                                                                
La catrina de la mano de Diego niño
La Revoltosa –de amarillo-

 
 













Un guardia no permite el paso al Pueblo,
 mientras un perro le gruñe enfadado
El zapatismo






                                                                                                            

La verdad es un mural generoso en esplendor; vale la pena observarlo con detenimiento y disfrutarlo en su justa medida.

Esta visita me permitió evocar el gran apego que tengo por uno de los personajes presentes en el mural y  cuya presencia originó una tremenda polémica, en la sociedad de la época.
Me refiero a Ignacio Ramírez mejor conocido como “El Nigromante” es uno de los personajes más admirables de la historia mexicana, el más liberal de los liberales y que a lo largo de los años su figura ha sido relegada, ensombrecida y disminuida sistemáticamente.
 
Nació el 22 de junio de 1818, en lo que hoy es San Miguel de Allende, Gto. su padre José Lino Ramírez, insurgente de casta criolla y su madre Ana María Sinforosa Calzada, de estirpe indígena pura, descendiente de caciques mexicas y tarascos.

Ignacio se trasladaría a la Ciudad de México en el año 1834, con el fin de inscribirse en el Colegio de San Gregorio, donde continuó con su práctica devoradora de libros, lo mismo leía volúmenes de ciencia que de; Derecho, Latín, Francés, Náhuatl, Botánica, Astronomía, Economía, Filosofía, Liberalismo, Historia, Algebra, Teología y Literatura.
 
Perteneció a la más importante generación de liberales que ha tenido este país, entre ellos Guillermo Prieto, Melchor Ocampo, Andrés Quintana Roo y Francisco Zarco.

Cuando apenas contaba con 17 años, y una libreta atestada de registros recopilados de las bibliotecas que frecuentó en su adolescencia, se coló a la Academia de Letrán,  importante asociación literaria mexicana del siglo XIX; y pidió la palabra para exponer algunas de sus ideas; una vez autorizado saco de sus bolsillos un puñado de papeles, todos de diferentes tamaños, escritos algunos en programas de teatro o de toros, los acomodó he inició su discurso con la siguiente tesis:
“No hay dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos” al término de su exposición Ignacio había generado una de las revueltas ideológicas mas sonadas de su tiempo.
 
De esta manera el joven Ignacio se anticipaba 15 años a la sentencia Nitcheniana, sacudiendo así las conciencias mexicanas del siglo XIX.

Como periodista fundó varios diarios de oposición: Don Simplicio, Themis y Deucalión –donde publicaría su Manifiesto Indígena-  El Porvenir,  El Clamor Progresista, La Chinaca y la Insurrección –diarios antiimperialistas-  entre otros.
 
Como catedrático; redacta la Ley de Educación del Estado de México en 1847, promoviendo la Educación Laica y gratuita, el primer libro de texto gratuito, otorgó becas a indígenas y a la población de escasos recursos.

Fue uno de los constituyentes de 1857, incluso criticó duramente a Francisco Zarco y José María Iglesias por haber permitido que en la redacción original de la Constitución, hubiera un párrafo que expresaba: En el nombre de Dios, los mexicanos nos procuramos esta Constitución” y procedió a cambiarlo por “El pueblo soberano de México se otorga esta Constitución”.  

Apasionado promotor de reformas liberales en especial la separación Iglesia - Estado, afirmaba:
“Nunca va a progresar México, mientras sus instituciones y Constitución dependan de la religión”.
 
Ignacio Ramírez fue el ideólogo más puro de las reformas liberales, consolidó los derechos sociales, promovió la igualdad de género, la autonomía del Poder Judicial y los Sindicatos.

Participó también como soldado, combatiendo a los norteamericanos, al ejército francés y al Imperio de Maximiliano; incluso durante la Intervención francesa, Ignacio Ramírez fue detenido y llevado a San Juan de Ulúa –la tristemente célebre prisión- con la orden de fusilarlo.

En Francia se conoció la noticia y José Martí que por ese tiempo vivía en París, gran amigo de Víctor Hugo, al enterarse del hecho lo comentó con Víctor Hugo, afirmando que El Nigromante era uno de los más ilustres mexicanos de la época, así que el intelectual galo escribió a la prensa francesa pidiendo clemencia ante el Congreso para que le fuera dado el perdón, logrando su liberación.

Fue deportado a Yucatán y una vez en tierra peninsular, Ignacio Ramírez  se dedicó a copiar los jeroglíficos mayas, resultado que dicen esta a la vista en el diccionario de John Eric Thompson, hay quien asegura que el inglés plagió estos trabajos e inclusive que la edición original indica: Texto e ilustraciones Ignacio Ramírez.  
 
Durante la primera administración del presidente Juárez, Ignacio ocupó cuatro secretarias, pero tras la intervención  francesa iniciaría una ruptura entre ellos, el Nigromante se convertirá en el más riguroso crítico de Juárez, inclusive lo tildaría de traidor por el caso del
tratado McLane-Ocampo, –Juárez lo encarceló en tres ocasiones-, sin embargo a pesar de sus desacuerdos  mantuvieron un trato de profundo respeto en el plano personal, incluso la esposa de Ignacio fue una estimada amiga de Margarita Maza -esposa de Benito-.

La neta es que la vida del Nigromante da pá mucho más, pero antes de concluir; tendré que remitirme de nuevo al mural de Rivera, donde el muralista plasmó a nuestro personaje con la frase
“Dios no existe”, lo que causo una tremenda indignación en la sociedad mexicana de la época, incluso un grupo de pelafustanes dañaron el mural borrando el enunciado, debido a estos exabruptos medievales la obra permaneció durante ocho años recubierta –en ese tiempo el mural estaba instalado en el Hotel Del Prado-.

 Tal pelotera causó, que incluso en la insufrible película, “joya” del Cine Nacional “Ustedes los ricos” se tomo una escena donde ”la Guayaba” y “La Tostada” están platicando y a espaldas de ellas hay un muro con una enorme pinta que dice en signos de admiración
“Si existe”, a continuación “La Tostada” le pregunta a su compañera etílica si aquel extraño caminante es Diego de Romero, a lo que “la Guayaba” responde que no, pues Diego de Romero no existe.

En fin el hecho es que Diego Rivera, en 1956, un año antes de morir, sustituiría la polémica frase por
"Conferencia en la Academia de Letrán, el año de 1836"

El Nigromante y su “ingenuo” texto 



Creando así un intervalo en la discusión, ya que hará un par de años un grupo de artistas e intelectuales, entre ellos, Francisco Toledo y Paco Ignacio Taibo II solicitaron al INBA restablecer la frase original al mural; lo que generó una nueva polémica.

Ignacio Ramírez EL Nigromante es uno más de esos personajes que hay que rescatar del olvido histórico en el que se encuentra.

Con un poco de imaginación logro ver al más liberal de los liberales, caminar por las calles de este Centro Histórico, sonriendo ante los adjetivos que le recetan las clases conservadoras, calificativos que van desde: jacobino, masón, impío, hereje, nigromante –persona que adivina el futuro invocando a los muertos- es de aquí donde el irónico Don Ignacio –también poeta y pintor- toma el seudónimo, que lo acompañaría hasta su muerte registrada en esta Ciudad el 15 de junio de 1879.


Autorretrato del Nigromante

Valga esta entrada con profunda admiración para este pensador, que fue considerado en su época como el “Voltaire mexicano”.






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1 comentario:

  1. Tantas personas del pasado que merecen ser admiradas, y terminan en el olvido de una gran parte de la sociedad. Apoyo la moción de reinvidicar al Nigromante.

    Saludos.

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Boogie sabía que podía contar contigo; ¡adelante!